viernes, 27 de julio de 2007

El Partido Espiritista

Casi todos los dias -por no decir todos- leo las ediciones on line de los diarios argentinos La Nación y Clarín. Ayer leí una noticia que me produjo una inquietante sensación de dèja vú. La Senadora Cristina Kirchner, candidata a la presidencia por el peronismo participó en un acto conmemorativo del 55mo aniversario de la muerte de Eva Duarte de Perón. Para hacerla corta, lo único que le faltó decir es que ella es la reencarnación de Evita. Como argentino honestamente me da verguenza de que en mi país de origen exista el único partido político espiritista de la historia. Perón tiene 33 años de muerto y Evita 55, y todavía son invocados en cada campaña electoral, sus fotos forman parte fundamental de la iconografía del partido, y el himno oficial del mismo sigue siendo la inefable marcha peronista, en donde se lo define a Pocho como el primer trabajador y se lo compara con San Martín, entre otras exaltaciones. Realmente todo esto me parece incomprensible en pleno siglo XXI y en un país que se jactó durante generaciones de ser el más culto de América, mirando por encima del hombro y con desprecio a los pobresvecinoscabecitasnegras. Los hechos acaecidos el pasado año con el traslado de los restos de Perón -menos las manos, todavía en paradero desconocido- desde el Cementerio de La Chacarita a la Quinta de San Vicente -otro lugar sagrado del partido- evidenciaron que como bien decía Borges "los peronistas no son buenos ni malos, simplemente son incorregibles". Pasan los años y vuelven y vuelven los retornos, los homenajes necrofílicos, ahora la batalla es por trasladar los restos de Evita para que descansen al lado del General. ¿Qué buscan con todo esto?. ¿Piensan acaso que Perón y Evita son faraones y que deben estar eternamente juntos para que desde el más allá guíen a la Argentina a una prosperidad infinita?. El gesto de Kirchner de imponer a su mujer como su sucesora es otro ceremonial típico del justicialismo, el macho líder ungiendo a su mujer como heredera y continuadora de la labor. Yo, por lo pronto, y vistos los desmanes ocasionados en más de 60 años en la otrora quinta potencia del mundo, vaticino que vienen tiempos difíciles y convulsos para la Argentina, tal vez más difíciles y convulsos que los de 1974. Ojalá me equivocara, pero hasta en eso los muchachos peronistas son infalibles repitiéndose hasta el cansancio.

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